martes, 19 de enero de 2010

Evolucion de la Educacion Superior en Venezuela

Es importante destacar, que como consecuencia del auge petrolero de la década de los años cincuenta la educación en Venezuela no era considerada como una prioridad para el gobierno, debido a que para la época las necesidades de mano de obra calificada eran solucionadas con la inmigración europea de empleados técnicos y profesionales. Cabe señalar que para 1950, en Venezuela existían únicamente 3 universidades, la Central, la de los Andes y la del Zulia, debido a que en el periodo de dictadura los estudiantes universitarios eran los principales opositores del gobierno. (Ver Morles et al, 2000).
Por otra parte, con el levantamiento de la democracia en 1958, nace la autonomía del sector universitario, y el auge de las mismas, además, del aumento de la renta petrolera y de la implantación del modelo de sustitución de importaciones, el cual permitió un rápido crecimiento de las instituciones que impartían la educación superior (ver Sierra, 2004). Sin embargo, este incremento de instituciones no ha garantizado el aumento de la calidad sino más bien todo lo contrario, ya que proliferaban las instituciones que no reunían los requisitos mínimos para un trabajo académico digno de considerarse en ese nivel superior. (Ver Tunnermann, 2000).
Cabe señalar, que para 1970, se poseían aproximadamente 12 instituciones, de las cuales 9 eran públicas (ver Sierra, 2004). Sin embargo para ese mismo año, se implementó una reforma en la Ley de Universidades que tuvo como principal propósito tener un mayor control por parte del gobierno sobre las universidades, tanto en lo académico, administrativo y financiero entre otros. En ella se le confiere más poder al Consejo Nacional de Universidades (CNU), otorgándole nuevas funciones en lo concerniente a responsabilidades normativas y la distribución del presupuesto de las universidades públicas, además se crea la Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU) como organismo se asesoría técnica del CNU en cuanto a la programación de las mismas (ver Morles et al, 2000).
Finalmente en 1980 existían 62 instituciones aproximadamente, de las cuales 13 eran universidades públicas (ver Sierra, 2004), además en ese año el Congreso Nacional aprueba una Ley Orgánica de Educación más avanzada, con el fin de reorientar el desarrollo de este sector e introduce nuevos elementos que servirían para sistematizar la heterogeneidad institucional presente en la época. (Ver Morles et al, 2000)
Por otra parte, con relación al subsistema de educación superior, las cifras muestran un incremento acelerado en el tamaño de la matrícula a finales de los años 50 y este se acentúa a principios de los años 70 (Gráfico 3.7). En tanto que para la década de los años 50 el número de inscritos en las universidades totalizó 22.000 alumnos aproximadamente, lo cual representó sólo el 0,3% de la población total, este registro aumentó en 85.000 alumnos universitarios inscritos para los años 70, un 0,8% de la población total, 300.000 en los años 80 (2,4% de la población para ese año), luego se duplica en los años 90 a 600.000 alumnos inscritos aproximadamente representando un 3% de la población total y finalmente para el 2002 la cifra asciende a casi 900.000 estudiantes universitarios inscritos en el sistema, lo que significa un 4% aproximadamente de los 23 millones de habitantes que se encuentran en el país.

Vale la pena destacar, que este incremento de la matricula en la educación superior vino acompañado, por la inserción de la mujer en este sector durante las últimas tres décadas, sobre todo en áreas de conocimiento que antes eran dominadas por el hombre, entre las cuales destacan, las Ciencias sociales, Las Ciencias de la Educación, aunque en menor medida también destaca la incorporación de la mujer en el área de ingeniería, arquitectura y Tecnología (ver Sierra, 2004)
Por otra parte, en lo que respecta a la tasa de crecimiento interanual de la matrícula en la educación superior ésta demuestra que en promedio el sistema ha crecido a una tasa del 15% los últimos 52 años, cifra bastante alta para los acontecimientos pocos positivos por los que ha trascurrido este nivel educativo desde la década de los años 50 hasta ahora. En este marco, se observa que la tasa de crecimiento interanual más pronunciada de la matrícula universitaria se presenta a mediados de los años 50 ubicándose en un promedio de 38,6% anual, tasa que es muy faborable a pesar de que en el país existían apenas tres universidades, y este sector no estaba en su máximo desarrollo,
Del mismo modo, se puede observar que dicha tasa presenta una clara disminución desde principios de los años 60 hasta una recuperación observada en la primera mitad de los años 70, la tasa de crecimiento promedio interanual para ese periodo se ubicó en 13,19%. Cabe señalar, que durante los años 70 esta tasa de crecimiento aumentó 3 puntos en comparación con la arrojada a finales de los 60, ubicándose en casi 16% para esos años. Luego disminuye nuevamente a principios de los 80 manteniéndose más o menos estable hasta finales del año 2000 teniendo ésta un valor promedio de crecimiento interanual del 5%. Para el año 2002 esta tasa se recupera 5 puntos y cierra el ciclo con una tasa de crecimiento promedio del 10% en solo 2 años .
La desaceleración en la matrícula de educación superior a partir de los años 80, puede ser explicada por diversos motivos. Primero por el hecho de que el crecimiento de la matrícula llega a su tope de máximo crecimiento en el año 73 (23%). Por otra parte, hay que señalar la situación por la que atravesó el país y en general América Latina durante la década de los años 80, la cual fue denominada por algunos autores como la “década perdida” en todos los aspectos.

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